Entre Bahamas, Miami, París y Nueva York se creó esta nueva entrega del músico norteamericano, 14 nuevos temas que vieron la luz en febrero de este mismo año, todos arreglados por él mismo.
Y se nota el toque Kravitz, porque lo que hay en el disco es una nueva dosis de su característica manera de hacer canciones. No va a cambiar el rumbo de su carrera artística a estas alturas de campeonato, ni el de la música pop-rock. De “revolution” no hay mucho, en realidad. De “love”, sí.
Con su fórmula personal, Lenny transita por caminos que conoce al dedillo. Parte fuerte con el tema que da nombre al disco, muy rítmico y con la misión de levantar del asiento al oyente. Cumple. Lo mismo el siguiente, “Bring it on”, un riff guitarrero sólido y unos solos para ponerle atención. La aceleración baja con “Good morning”, una balada muy "suya", aunque sin brillar como éxitos que ha tenido antes.
De ahí en adelante, 11 temas que no inventan la pólvora, sino que sirven de saludable alimento para los que echaban de menos la presencia del músico en el aire. Su mezcla de rock, funk, soul y pop lo constituyó en su hábitat del que no saldrá hasta que pierda la comodidad.
Puntos a favor son el profesionalismo con que está hecho y la honestidad y personalidad que refleja cada canción del disco. Se acabó la espera, 3 años después Lenny regresa al mercado discográfico pisando fuerte y por lo que parece, no dejará indiferente a nadie.
Aquí tenéis el increíble videoclip de "I'll be waiting":
